Las lesiones de menisco son una de las afecciones más comunes en la rodilla, especialmente en personas activas, deportistas o aquellas que realizan movimientos repetitivos que implican giros o flexión profunda de la rodilla. Estas lesiones pueden variar en gravedad, desde un pequeño desgarro hasta rupturas más complejas que afectan la funcionalidad de la articulación.
La artroscopia de rodilla es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva utilizada para diagnosticar y tratar lesiones de menisco cuando los síntomas no mejoran con tratamientos conservadores.
Causas comunes de las lesiones de menisco:
- Movimientos de torsión o giros bruscos.
- Levantar objetos pesados incorrectamente.
- Envejecimiento, que debilita el tejido del menisco.
- Traumatismos directos en la rodilla.
Síntomas frecuentes:
- Dolor en la rodilla, especialmente al girar o agacharse.
- Hinchazón o rigidez.
- Sensación de bloqueo o atrapamiento en la rodilla.
- Dificultad para extender o doblar completamente la pierna.
No todas las lesiones de menisco requieren cirugía. En muchos casos, el tratamiento conservador es suficiente para aliviar los síntomas y permitir la recuperación. Sin embargo, la artroscopia es necesaria en las siguientes situaciones:
1. Persistencia de síntomas:
Cuando el dolor, la inflamación o la limitación de movimiento persisten a pesar de haber realizado fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios o infiltraciones.
2. Sensación de bloqueo en la rodilla:
Si un fragmento desgarrado del menisco impide el movimiento normal de la articulación, la artroscopia puede ser la mejor opción para liberar la rodilla.
3. Lesiones complejas o graves:
Desgarros grandes, desgarros radiales o lesiones en la zona “blanca” del menisco (área con poca irrigación sanguínea) suelen requerir intervención quirúrgica.
4. Pacientes activos:
En deportistas o personas que necesitan recuperar rápidamente su movilidad para actividades específicas, la artroscopia puede ofrecer una solución más rápida y eficaz.
Recuperación tras la artroscopia
La recuperación varía según el tipo de intervención realizada y la condición física del paciente.
Fases de recuperación:
- Postoperatorio inmediato: Uso de muletas para reducir la carga en la rodilla y manejo del dolor con medicamentos.
- Fisioterapia: Ejercicios para recuperar movilidad, fortalecer los músculos y estabilizar la articulación.
- Reintegración progresiva: Regreso gradual a actividades diarias o deportivas bajo supervisión médica.
La mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades normales en unas pocas semanas, aunque el tiempo puede extenderse en casos de reparación de menisco.
Conclusión
La artroscopia es una herramienta segura y eficaz para tratar lesiones de menisco cuando los métodos conservadores no son suficientes. Si experimentas síntomas de una lesión de menisco o tienes molestias persistentes en la rodilla, consulta con un especialista en ortopedia para determinar el mejor plan de tratamiento.